Erase una vez un chico pobre, pero de puro corazón noble y sincero.
Una vez por la calle se encontró de golpe con una chica de familia elegante, los dos se enamoraron, pero al enterarse el padre de la chica la encerró en una casa lejos de la ciudad.
Eduardo al enterarse fue rápidamente a buscarla a su casa y fue demasiado tarde, el padre de Lorena le advirtió que nunca en su vida la volverá a ver.
Eduardo fue de ciudad en ciudad, hasta en los lugares más elegantes, pero no la encontraba busco en todo el país pero no la encontró.
Así que se entero que una doncella vivía en un bosque encantado donde rondaba un dragón rojo muy poderoso.
El no dudo más, fue enseguida a buscarla en cuanto llego se encontró con el dragón, el dragón furioso le lanzo una ráfaga de llamas y Eduardo lo esquivo, Eduardo le dijo al dragón:
“Amigo no te quiero hacer daño solo quería saber en donde estaba la doncella”, el dragón enseguida comprendió y lo llevo en su lomo hasta la cabaña donde vivía la doncella, ella al verlo se alegro mucho y los dos se sintieron felices.
El papá se sorprendió al verlos y les dijo: que nunca podían ser felices por que no eran del mismo nivel.
Lorena lloró mucho al escuchar las palabras de su padre, cuando de pronto apareció una señora misteriosa que intervino en la conversación, el señor se sorprendió al verla y le dijo: “tu que hace aquí”, cuando Eduardo respondió: “ella es mi madre”, usted no tiene ningún derecho de hablarle así.
La señora empezó a gritar: ¡Ese señor es tu padre!
Eduardo le dijo a su madre, pero mamá si ese señor es mi padre porque me trata así, la madre respondió: porque cuando yo estaba embarazada tu padre me abandono durante muchos años y nunca supe de el.
Tu padre no le importo que tú sufrieras y pasaras hambre.
Pero al fin me logró cruzar con este señor.
Eduardo le dijo a su madre como llegaste aquí. Discúlpame hijo pero te seguí en todo el camino para ver que te estaba pasando durante muchos meses.
Juan dijo: ¡Pero María! Por que nunca me dijiste nada que yo tenia un hijo! Por que tu nunca me tomaste importancia de lo que me pasaba.
Entonces toda la culpa la tengo yo por no querer escuchar.
Bueno yo no soy nadie para juzgarte ni obligarte. ¡Si eres alguien! Eres la madre de mi hijo y no se como agradecerte de lo que hacer por mi.
Ahora me toca a mí pedirles perdón de lo que hice y nunca en mi vida lo voy a olvidar.
Hijo discúlpame por haber hecho sentirte mal por las palabras groseras que te dije, yo se que hice mal al dejarla a tu madre embarazada pero yo quiero que me comprendas que me fui por motivos de trabajo.
Al final su hijo lo perdono y así fueron una familia feliz a lado de su otra hija que era de otro compromiso, la madre de la niña la abandono y nunca supo más de ella.
Eduardo se quedo muy triste porque sabia que ese amor que tenia por Lorena era imposible.
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