Era invierno día de mucha alegría, el día se volvía opaco pero a la vez ocupado de personas que pasaban rumbo a hacer sus compras, entre ellas hubo una mamá y su hija, la niña tan a y emocionada, al ver el panetón en la tienda dijo :
- ¡Mahermosmá qué rico lo llevaremos para la noche!
Ya se imaginaran que era un día de navidad. La niña pasaba sonriendo todo el día, como el espíritu de un ángel que ha recibido una buena noticia, era exactamente eso, se enteró que su padre por fin venía de la guerra; pero ahora sí para quedarse siempre con ella.
Tan alegre ella decía que iba a ser la mejor navidad de su vida ya que nunca habían estado en familia, solo su mamá y ella, luego regresaron a casa la niña ayudó a mamá a arreglar toda la casa, lo hizo y la arregló lo más bella que pudo; la casa había quedado reluciente. La mamá preparó la cena mientras que la niña salió a visitar a sus tíos, pues ella quería que ellos vengan para pasar navidad en su casa, recibiendo así con gran cariño a su padre y darle una gran sorpresa jamás imaginada por su padre.
Y de regreso a casa se encontró con una de sus amiguitas y le contó la buena noticia; la amiguita dijo:
- “Tienes mucha suerte pues tener a tu padre el día de navidad era lo mejor que te podía pasar”.
Las amiguitas se despidieron cada una rumbo a su casa, ya en casa la niña supo que no debía recibir a su padre con las manos vacías, entonces la niña le pidió dinero a su madre, pero ella le dijo que no tenía; la niña muy triste pensó que no le iba a dar la alegría merecida a su padre, pero se acordó lo que una vez le dijo su padre:
- “Mi niña no es necesario buen regalo a la persona que tu quieres, solo basta con tu amor puro y sincero que lo recompensa todo”.
Ella le hizo una carta con mucho amor a su padre, mediante ella expresaba sus sentimientos a él, diciendo una frase hermosa que nunca se lo dijo a él ni a nadie, pues era un secreto que había guardado en ella, y que solo se iban a enterar si ella leía esa carta. Tanto fue la emoción al escribir esa carta que derramó lágrimas dejándolas en la carta, secó sus lágrimas y puso la carta en una bolsita muy bien decorada.
A pesar de que era una familia de bajos recursos quiso estar presentable para recibir a su padre, se cambio y se puso el mejor vestido que tenia con unos zapatitos que su padre una vez le regaló, mandándole desde el ejército.
Se acercaba la hora de la noche buena y estaban muy bien colocadas las sillas alrededor de la mesa ella ayudó a su madre a servir la cena, decorada desde el inicio la mesa con los platos ya servidos empezaron a llegar sus familiares con regalos hacia ella como también para su madre y su padre, estando ya sentados en la mesa todos esperaban la llegada del padre de la niña, llegaron las doce de la noche, se dieron el abrazo de navidad, pero ella con tristeza en el corazón; solo esperaba el llamado de la puerta y ver entrar a su padre.
La niña salía a ver por la ventana pero no veía a su padre solo veía en las otras casas como se daban el abrazo y como recibían la navidad con mucha alegría y felicidad.
Caía nieve por todos lados, empezaron a comer la cena y en eso reciben una llamada, su madre contesta y reciben una noticia que nadie se esperaba, se trataba de su padre, él había fallecido camino al hospital por un choque entre dos trenes. La tristeza se apoderó de la familia pero especialmente de la niña, pues ella pensaba que ya nunca le iba a entregar la carta que con amor le había hecho.
Todos se fueron al hospital a recoger el cuerpo de su padre, el llanto de la niña era tan triste que a todos les removía el alma.
Ya en el entierro, la niña pensaba en el día anterior, pensando que iba a ser el mejor día y no el de la muerte de su padre; queriéndolo abrazar y decirle lo que había escrito en la carta expresando sus sentimientos mediante palabras, pues ella nada más lo conocía por fotos pero aún así ella lo quería mucho, porque su padre era una persona muy buena y todas las veces que podía la llamaba y le enviaba regalos como también cartas.
Tanto recordar se le caían las lagrimas, ese ángel con espíritu alegre se convirtió en un ángel muy triste que le han desgarrado una ilusión tan grande dentro de su corazón, ella se dio cuenta que a partir del día de noche buena ya no iban a ser días alegres sino tristes; su madre había cambiado y se había convertido en una persona mala, pues le pegaba todos los días y quería darla en adopción porque decía que no tenía dinero para criarla. Antes su padre le enviaba dinero para la niña y su madre, su madre le decía a la niña que ella era una carga que no servía para nada, la niña se ponía triste, lloraba todos los días, no era la niña alegre que todos conocían.
Una noche oscura y fría después de los feroces golpes que su madre le había dado, en su cuarto ella se encomendó a Dios y le pidió que la guíe y la proteja como también le rezó a su padre dirigiéndose a él, por fin llegó el momento en que ella pensó que ya era el momento de leer la carta aunque sea mediante un rezo. Leyó la carta que le hizo a su padre el día de navidad, de tanto verla y sin leerla pensaba en los momento de alegría que tuvo junto a su madre y la esperanza de ver algún día a su padre; leía la carta mientras que lloraba sin cesar y llenó la carta de puras lágrimas que hasta la tinta de la pluma empezó a correr como desaparecer, ella dijo la frase tan bonita y esperada que nadie la sabía:
- “Padre la golondrina nunca se separa del príncipe porque siempre están cerca como mejores amigos que se quieren mucho, pues yo soy la golondrina y tu eres el príncipe, padre, por donde vayas yo te seguiré; estaré contigo en las buenas y en las malas para hacerte reír y saltar de felicidad cuando estés triste. Yo te acompañaré por el camino que vayas, te cuidaré con amor papito, sin descansar hasta que te haya visto sonreír y haberte dado todo mi amor, recuperando así los momentos perdidos en que estuviste en la guerra. No te olvides que aquí estoy yo, tu hijita querida.”
- “Gracias papito por haberme dado tu amor mediante cartas y no personalmente”
La niña había roto en llanto y así se quedó dormida, soñó con su padre, pues se le presento y la abrazó le dijo:
- “Hola mi niña he venido a visitarte, sé que has sufrido pero yo desde el cielo te guio he venido acá a alegrarte un ratito, te doy gracias por la carta que me has hecho, pues sé que lo has hecho con todo tu amor, nadie sabe el mensaje solo yo, discúlpame por el daño que te hice por la causa de mi muerte”.
Ellos conversaron en su sueño, en plena conversación la niña le dijo que lo quería mucho y que no quería que se vaya; llegó la hora en que su padre se tenía que ir, la niña dijo:
- No te vayas papá, te quiero mucho.
- Él dijo: “ Yo ya no me puedo quedar para siempre aquí en la tierra, pues ahora mi lugar es en el cielo”
La niña empezó a llorar otra vez derramando lágrimas su padre la abrazó y ella le pidió un gran favor y su padre le contesto cuál era, pues él lo iba a cumplir con la ayuda de Dios:
- “Padre llévame contigo en la carta que escribí para ti, esta mi promesa que por el camino que vayas yo te seguiré”.
- Su padre le dijo: “Mi niña allá arriba no hay tristeza todo es alegría”
- Ella respondió: “Entonces llévame contigo no quiero quedarme aquí en la tierra, todo es tristeza, y no quiero quedarme. Llévame contigo por favor, para reír siempre contigo.”
- El padre dijo: “ No te preocupes mi pequeña yo te llevaré y no tengas miedo, estaremos felices allá”
Así su padre se la llevó agarrados de la mano y riendo, como también cumpliendo su sueño que ella tanto quería. La carta había quedado con una cicatriz de llanto tirada en la cama junto a la niña.
Al día siguiente la niña amaneció muerta, su s tíos, la enterraron como también encontraron la carta misteriosa, la madre nunca se llegó a enterar que su niña había fallecido, pues ella la abandonó después de aquella noche en que le había pegado. Uno de sus tíos vio la carta y la leyó el día de su entierro, aquellas frases habían removido el corazón de todos los familiares, a simple vista se notaba de que ella guardaba un gran amor por su padre, pero nadie se imaginaba qué tan dulce sueño tuvo ella, ni tampoco con quién se fue agarrada de la mano, teniendo un buen momento con su padre que perdurará para siempre allá en el cielo, junto a Dios nuestro padre celestial.
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